El 11 de febrero es el Día de la Fundación Nacional (Kenkoku Kinenbi), una festividad que se celebra en todo el país para fomentar el amor por la nación entre los japoneses. En este día se celebraba inicialmente la subida al trono del emperador Jinmu, el primer emperador de la historia de Japón. Dicha celebración era conocida como “Kigensetsu” (Día del imperio). En 1872 entró en Japón el actual calendario gregoriano, y con él se determinó que el 11 de febrero del año 660 antes de Cristo fue el día de la entronización, al calcular la fecha del calendario solar correspondiente con el día registrado en el Nihon Shoki (Las crónicas de Japón, el libro de historia japonesa más antiguo junto al Kojiki).
El propio emperador Meiji instauró el Kigensetsu con la intención de remarcar su legitimidad como soberano de la nación, siendo que el legendario Jimmu era tataranieto de la diosa Amaterasu. Sin embargo, su vinculación con el shinto y especialmente con el imperio hizo que, terminada la Segunda Guerra Mundial, la fiesta fuera abolida por razones varias. Aún así, mucha gente protestó por la pérdida y en 1966 se volvió a convertir en fiesta nacional con el nombre de Día de la Fundación Nacional.
En contraste con otras festividades del país, e incluso con su predecesora, el Día fundacional no cuenta con muchas celebraciones. Se acostumbra a colgar la bandera del país en puertas y ventanas, y en algunas ciudades se realizan desfiles para conmemorar este día tan representativo. Por su carácter político, existe cierta controversia sobre si la fiesta debería seguir celebrándose, por lo que es muy raro ver a gente que exprese abiertamente signos de nacionalismo e incluso de patriotismo.
El 11 de febrero es el Día de la Fundación Nacional, una festividad que se celebra en todo el país para fomentar el amor por la nación entre los japoneses. En este día se celebraba inicialmente la subida al trono del emperador Jinmu, el primer emperador de la historia de Japón. Dicha celebración era conocida como “Kigensetsu” (Día del imperio). En 1872 entró en Japón el actual calendario gregoriano, y con él se determinó que el 11 de febrero del año 660 antes de Cristo fue el día de la entronización, al calcular la fecha del calendario solar correspondiente con el día registrado en el Nihon Shoki (Las crónicas de Japón, el libro de historia japonesa más antiguo junto al Kojiki).
El propio emperador Meiji instauró el Kigensetsu con la intención de remarcar su legitimidad como soberano de la nación, siendo que el legendario Jimmu era tataranieto de la diosa Amaterasu. Sin embargo, su vinculación con el shinto y especialmente con el imperio hizo que, terminada la Segunda Guerra Mundial, la fiesta fuera abolida por razones varias. Aún así, mucha gente protestó por la pérdida y en 1966 se volvió a convertir en fiesta nacional con el nombre de Día de la Fundación Nacional.
En contraste con otras festividades del país, e incluso con su predecesora, el Día fundacional no cuenta con muchas celebraciones. Se acostumbra a colgar la bandera del país en puertas y ventanas, y en algunas ciudades se realizan desfiles para conmemorar este día tan representativo. Por su carácter político, existe cierta controversia sobre si la fiesta debería seguir celebrándose, por lo que es muy raro ver a gente que exprese abiertamente signos de nacionalismo e incluso de patriotismo.
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