Llega abril, y si algo caracteriza este mes es que es tiempo de cerezos en flor. Tampoco es que esté fijado en una fecha exacta. La época del hanami (contemplación de las flores) varía dependiendo de la zona: en territorios más cálidos como Okinawa suele empezar a finales de enero, mientras que en otros más fríos como la norteña Hokkaido no suele ser hasta principios de mayo. Este fenómeno de floración tan magnífico es seguido por las cadenas de televisión de todo el país y cada día se informa sobre los lugares a los que ha llegado.
Suelen ser marzo y abril los meses en que más gente acude a las llamadas sakura matsuri (fiesta de los cerezos en flor). Durante estos días, la costumbre es ir a los parques con la familia o los amigos y comer, beber y pasarlo bien en general bajo la hermosa vista de los árboles florecidos. El acontecimiento es multitudinario, por lo que hay que ir muy temprano para conseguir un sitio en el que comer. Algunas empresas, incluso, envían a un par de empleados para que reserven sitio en el parque, no hay que correr el riesgo de quedarse sin sitio. Como es habitual en este tipo de fiestas, el sake corre por doquier, así que no es extraño ver a numerosos grupos de borrachines, especialmente en el caso de los empresarios anteriormente citados. Algunos lugares como el parque Ueda de Tokio, el parque Naruyama de Kioto o los alrededores del espectacular castillo de Nagoya son los lugares más famosos para celebrar la fiesta debido a sus espléndidas arboledas de cerezos.
Curiosamente, a pesar de la belleza de este acontecimiento, la historia tras el color rosado de las flores es especialmente cruel e inquietante. Se dice que el color de los cerezos era blanco, pero hubo un emperador que decidió enterrar a todos los soldados caídos bajo uno de estos árboles. Desde entonces, las hojas empezaron a volverse de color rosado, pues las raíces estaban absorbiendo la sangre de los cuerpos. En otra variación se explica que antaño los guerreros que desearan suicidarse debían hacerlo bajo un cerezo para luego ser enterrados debajo del mismo. Al chupar la sangre del cadáver, las hojas se volvían de color rosa. Así mismo, la caída de los pétalos de cerezo es una metáfora budista que simboliza la muerte.
A continuación tenéis una pequeña muestra de lo que nos están dejando los cerezos de este año. Pinchad en las imágenes para verlas a su tamaño original:
Aquí en España tenemos el valle del Jerte (Extremadura) que, salvando las distancias, tiene su propia versión del «Hanami». Precisamente ahora están en ello:
http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/noticia.asp?pkid=572010
A mí me gustaría asistir alguna vez, pero con una mascarilla, que la alergia no perdona ^^U