Aunque ahora es un género de lo más común, el yaoi, o manga de temática homosexual, tardó bastante en hacerse un hueco dentro del panorama editorial. Sin embargo, la lucha de autoras como Moto Hagio o Keiko Takemiya lograron hacer posible lo imposible, y así es como aparecieron en el mercado mangas como Kaze to Ki no Uta (“El poema del viento y los árboles”), que dieron paso más tarde a otros títulos del mismo género. La influencia de esta obra en concreto, mucho más explícita que sus predecesoras, revolucionó la concepción social de un tema que parecía tabú en las historietas en papel, y abrió muchas puertas a autoras que más tarde se han convertido en leyendas como dibujantes.
A finales del siglo XIX, Serge Battour es el hijo de un vizconde francés que se matricula en la selecta Academia Lacombrade a petición de su ahora difunto padre. Al llegar, conoce a su compañero de habitación, Gilbert Cocteau, repudiado tanto por los alumnos de la escuela como por sus profesores debido a su mal comportamiento y a su afición por mantener relaciones con estudiantes masculinos de más edad. Los esfuerzos de Serge por llevarse bien con su compañero pronto terminan en una situación complicada que convierte su relación en un tira y afloja constante. Sin embargo, a pesar de su crueldad y su promiscuidad, Gilbert demuestra ser un buen chico que ha pasado por un sinfín de abusos y torturas. Con el tiempo, la perseverancia de Serge hace que ambos logren ser amigos e incluso amantes, pese a las amenazas y al rechazo al que se ven expuestos por parte de los demás estudiantes del Lacombrade.
Kaze to Ki no Uta está considerado como el primer manga yaoi propiamente dicho, si es que dejamos otros títulos anteriores que encajan más dentro del género ahora conocido como shōnen-ai (amor entre chicos). Keiko Takemiya, su autora, tardó nueve años en conseguir que la editorial Shogakukan accediera a publicar su obra dentro de su revista Shōjo Comic, ya que se negaba a censurar los elementos sexuales de la historia. Ciertamente, el sexo y la homosexualidad eran temas difíciles de tratar en la época, pero fue gracias al empuje de la mangaka que estas materias se han vuelto más comunes en el mundo del manga, concienciando socialmente a los lectores de que no hay nada malo en ello. El manga también trata otros asuntos bastante turbios, como el racismo, la homofobia, la pedofilia o las drogas, convirtiéndolo así en una obra de lo más vanguardista. La historia fue recopilada en 17 tomos, publicados entre 1976 y 1984, y cuenta con una OVA lanzada tres años después de la finalización del manga.
No me considero una de las muchas aficionada al yaoi «porque sí», si bien nunca haré ascos a una buena historia en la que la homosexualidad masculina forme parte de su argumento de una manera que me atraiga y bien llevada y no simplemente «por enseñar cacho», y este es uno de esos casos.
Llegué a ella tras ver la relativamente reciente adaptación animada de Terra e…, otro manga de la misma autora, y lo que me encontré me dejó triste y satisfecha a partes iguales.
Trágica, dura, destroza-corazones, romántica… no sé qué más puedo decir de ella excepto que recomiendo a cualquiera que sepa dejar de lado prejuicios que le dedique un rato a su lectura, porque además es un clásico que revolucionó su época. Muy buen artículo ^^
La verdad es que lejos de lo que pueda parecer a primera vista, la historia es un dramón de no te menees. No es para nada el tipo de romance edulcorado al que estamos acostumbrados hoy en día, lo que no quita que sea una obra la mar de interesante. Quien tenga la oportunidad de leerla, que le eche un vistazo porque vale la pena.
¡Gracias por el comentario, Lulu! ^^
Bueno… Soy yaoista (o fujoshi) desde hace poco. Esta es la primera historia que me remueve tanto el corazón. Desgraciadamente, solo pude ver el Ova, que no hace justicia al manga, si alguien sabe dónde encontrar el manga (aunque sea en japones) por favor decídmelo, porque realmente lo quiero leer entero…
Arigatou Gozaimasu! Gracias de antemano… Saludos y besos!