Tezuka empezó su carrera con personajes amigables y honestos como los que triunfaban en las aventuras occidentales, pero poco a poco fue introduciendo protagonistas más oscuros y cuestionables. Obras como Black Jack o Ayako nacieron de este primer cambio, que vino dado por Vampires. Desde luego, no se trata de una historia tan madura como otras que la sucederían, pero es aquí donde se inicia el viaje del autor por la moralidad humana. Así mismo, este homenaje a Macbeth supone el cambio definitivo de Rock, uno de los actores principales del Sistema Estelar, que aparece por primera vez en el papel de villano carismático que le caracteriza.
La historia empieza con una comunidad de vampiros que se dispersa porque los humanos van a repoblar su valle. Aunque ya no pueden quedarse en su pueblo, su objetivo es provocar una revolución que destruya la sociedad humana y haga que las personas vuelvan a comportarse como bestias, para poder hacer todo el mal que quieran. Toppei, el protagonista, es uno de estos vampiros, pero se niega a seguir el plan de su progenie. Lo que quiere es vivir tranquilo en la ciudad y convertirse en dibujante, pero su condición sobrenatural no hace más que darle problemas. Pese a ser un vampiro, cada vez que ve la luna o se pone nervioso, se convierte en lobo y no puede controlar sus acciones. Las cosas se ponen aún peor cuando el joven Rock descubre su transformación y empieza a chantajearle para que le ayude en sus fechorías.
Vampires supuso un punto de inflexión en la obra de Tezuka, quien empezó a prestar más atención al lado oscuro de la mente humana. El manga inició su publicación en las páginas de la revista Shōnen Sunday de Shogakukan en 1966, recogido en un total de cuatro tomos. La obra se divide en dos partes: la primera sigue las tribulaciones de Toppei, y la segunda presenta a los Ueko (animales que pueden transformarse en humanos) en distintas historias separadas. Este segundo bloque nunca llegó a terminarse, pero los pequeños relatos que contiene aportan arrojan mucha luz sobre la primera parte y sobre otros trabajos del autor, especialmente en Fénix. Así mismo, existe una serie que mezcla acción real y animación en la que trabajó el propio Tezuka, pero que no terminó de satisfacerle. Aunque no es uno de sus mangas más conocidos, podemos afirmar con rotundidad que se trata de uno de los más importantes en su currículum, tanto por la historia como por el tema que trata.
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