Los inugami son un tipo de shikigami, espíritus sirvientes con forma de perro que llevan venganza o actúan como guardianes en beneficio de su amo. Los inugami son extremadamente poderosos y capaces de existir de manera independiente, así como de volverse en contra de su amo o incluso de poseer a humanos. Como en muchas culturas, en Japón el perro se considera un animal amigable que protege a su amo de las amenazas externas, aunque algunos pueblos como los ainu los ven como bestias peligrosas.
Se dice que para crear a uno de estos espíritus hay que enterrar a un perro hasta el cuello y colocar comida delante de él, la distancia justa para que no pueda alcanzarla. Después de unos días sufriendo la hambruna, se le corta la cabeza. Cuando el perro muere se convierte en un inugami y la comida cercana se convierte en una ofrenda para aplacar su hambre, aceptando así obediencia hacia su amo. Otra historia explica que una anciana quiso vengarse de una persona: enterró a su perro hasta el cuello y le dijo “Haz mi voluntad y te adoraré como un dios”. Entonces le cortó la cabeza y liberó su espíritu de inugami. El espectro cumplió sus órdenes, pero en consecuencia atormentó a la anciana el resto de su vida.
El cuerpo original del inugami se queda en su sitio cuando éste sigue los deseos de su dueño. El cuerpo enterrado va pudriéndose poco a poco, y si el inugami vuelve a por él y ya no es habitable, puede tomar el cuerpo de su amo, haciéndolo entonces más poderoso aún. Se dice que verse poseído por uno de estos espíritus cura las enfermedades, incluso las más peligrosas; sin embargo, la persona poseída se comporta a veces como un perro.

Representación de Sekien Toriyama
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