El nurarihyon es un yōkai originario de la prefectura de Wakayama. Se dice que toma la forma de un hombre anciano con un cráneo grande y alargado. Tiene la costumbre de entrar en las casas de la gente a media tarde, mientras todos están atareados, y se acomoda en el salón mientras bebe algo de té. Su principal cualidad es su naturaleza escurridiza, que le ayuda no sólo a pasar desapercibido entre los habitantes de las casas, sino también a escapar fácilmente de aquellos que le descubren y que intentan echarlo de su hogar.
Debido a su apariencia humana y a que llega montado en un palanquín, todos los que lo ven entrar lo toman por el propietario de la casa y nunca sospechan nada, pero a pesar de su pobre aspecto y su comportamiento oportunista, se dice que es nada menos que el comandante supremo de los yōkai. Esta poderosa identidad se ve reforzada por la obra de varios autores del siglo XX, que han aumentado la percepción de este curioso personaje y también las historias que se cuentan sobre él. En estas últimas representaciones, se indica que aparece sobre todo en Año Nuevo, cuando las familias están más atareadas y hay menos posibilidades de que perciban su presencia.
Existe otra criatura con el mismo nombre que poco o nada tiene que ver con el poderoso líder de los espectros. Avistado en la costa de la prefectura de Okayama, parece que se trata de un monstruo marino que flota por el mar mientras se deja llevar por el oleaje. Su forma abultada y con forma de cráneo llama la atención de los botes que pasan por la zona, que intrigados intentan subirlo a la embarcación para estudiarlo más detenidamente. Sin embargo, en cuanto presiente que alguien va a cogerlo, se hunde hasta lo más hondo del mar para volver a la superficie un rato más tarde. Al final todos desisten ante la imposibilidad de atraparlo, y se van molestos por el tiempo perdido. Se ha especulado con la posibilidad de que se trate de un animal real, posiblemente algún tipo de medusa.
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