Si habéis estado atentos a las noticias (o puede que sólo mirando por vuestra calle) ya sabréis que acabamos de entrar en el nuevo año chino. En Japón no se celebra esta festividad, pero el día tres de febrero tiene lugar otra que mantiene cierta relación con ella, ya que conmemora la entrada de la primavera según el sistema división lunar. En el Setsubun se realizan ritos de purificación y exorcismo: se abren las ventanas y las puertas y se llevan a cabo ceremonias para expulsar de la casa a los demonios y espíritus malignos.

Los símbolos tradicionales del setsubun
Durante el siglo VIII existía la costumbre de cazar a los demonios con arco y flechas, una tradición importada de China, en donde todavía se celebra así. Más tarde, durante la era Muromachi (1392-1573), se adquirió la costumbre de quemar cabezas de sardinas secas, ciertos tipos de madera y de tocar los tambores, pues se creía que el humo y el sonido espantarían a los demonios. En el periodo Edo (1600-1868) se incorporó un nuevo rito que ha perdurado hasta ahora: los japoneses arrojan semillas tostadas de soja fuera de casa o, en el caso de los niños, a alguien disfrazado de demonio, todo al grito de «Oni wa soto, fuku wa uchi!» (afuera los demonios, adentro la fortuna). Después, cada miembro de la familia tiene que comer tantas semillas como años ha cumplido. Aún así, en algunas casas todavía se conserva la costumbre de colgar cabezas secas de pescado y hojas de árboles sagrados.