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Posts Tagged ‘Konohana Sakuya’

Como comentamos en una entrada anterior, el dios Ninigi se casó con la princesa Konohana Sakuya y juntos tuvieron tres hijos, de nombres Hoderi, Hosuseri y Hoori. Hoderi vivió como pescador en alta mar, mientras que su hermano Hoori prefirió marcharse a las montañas para vivir de la caza. Un día Hoori le propuso a su hermano cambiar sus trabajos por un día. Hoori intentó pescar, pero no consiguió ningún pez, y lo que era peor: había perdido la caña que su hermano le había prestado. Hoderi acusó a su hermano de ser un inútil y no aceptó sus disculpas.

Mientras Hoori estaba sentado en la playa pensando perplejo en la situación, su amigo Shiotsuchi le dijo que se embarcara en un navío llamado Manashikatsuma y fuera hacia donde iba la corriente. Siguiendo su consejo, Hoori llegó a la casa de Watatsumi (o Ryuujin, como también le llaman). Allí conoció a Otohime (también conocida como Toyotama), la hija de Watatsumi, y se casó con ella. Después de tres años de feliz matrimonio, recordó la historia con su hermano y la caña de pescar y le contó a Watatsumi su problema.

El suegro encontró pronto la caña en la garganta de un besugo gigante y se la entregó a Hoori. Watatsumi le dio también dos esferas mágicas: Shiomitsutama, que podía causar una inundación, y Shiohirutama, que podía causar una bajada de la marea para que él y su esposa pudieran volver a tierra firme. Cuando Toyotama dio a luz a su hijo, le pidió a Hoori que no asistiera al parto. Sin embargo, lleno de curiosidad, su marido echó un vistazo y la vio transformarse en un dragón marino en el momento en que nacía su hijo Ugaya.

Consciente de que su marido había visto su verdadera forma, Otohime desapareció en el mar y no volvió jamás, no sin antes confiarle a su hermana Tamayori el cuidado de ambos, esposo e hijo. Ugaya se casó con su tía Tamayori y tuvieron cinco hijos, de entre los que destaca Kamuyamato-Iwarebiko, más tarde conocido como Jimmu, el primer emperador de Japón. Hoori volvió a tierra firme y gobernó la zona de Takachiho, actual provincia de Hyuga.

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Mucho tiempo después de la aventura de Ōkuninushi, Amaterasu le pidió a su nieto Hikono-no-Ninigi que gobernara el mundo terrenal y le otorgó los tres tesoros sagrados que poseía: el collar de magatama (Yasakani-no-Magatama), el espejo de bronce (Yata-no-Kagami) y la espada que le entregó su hermano (Ama-no-Murakumo-no-Tsurugi). Los dos primeros tesoros se usaron para sacar a la diosa de su encierro en la caverna de Amano-Iwato, mientras que la espada fue encontrada por Susanoo en el cuerpo del dragón Orochi tras su combate con éste. Los tres objetos son ahora el tesoro imperial de Japón, guardado por la familia imperial hasta nuestros días. Por su importante valor, se ha ocultado siempre su ubicación exacta, pero es de conocimiento público que la espada se halla en el templo Atsuta de Nagoya, que el magatama está en el palacio imperial de Tokio y que el espejo se encuentra en el santuario de Ise, en la prefectura de Mie.

Acompañado por su hermana Uzume, Ninigi bajó a la Tierra para cumplir con su misión, y llegó al lugar donde ocho caminos se extienden hacia cada uno de los puntos cardinales. Mientras dudaban sobre la senda a elegir, apareció el temible guardián que protege el puente celestial. Ninigi se asustó mucho al verle, al contrario que Uzume, quien se mostró impasible. Sorprendido por la indiferencia de ésta, el guardián decidió ayudarles indicándoles el destino de los caminos. El joven dios quedó muy agradecido por su auxilio y le ofreció la mano de su hermana, que aceptó de buen grado.

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