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Posts Tagged ‘Kusanagi’

Hoy damos un gran salto en el tiempo para conocer a una de las figuras más importantes del folclore histórico japonés. El príncipe Yamato Takeru, nacido con el nombre de Ōusu, fue un legendario príncipe japonés del clan Yamato, así como un respetado monarca que tradicionalmente se considera como el duodécimo Tennō o emperador de Japón. Su historia se narra en las crónicas del Kojiki y el Nihon Shoki. Uno de sus hijos se convirtió más tarde en el emperador Chūai, el supuesto 14º emperador del país. Al igual que con Jimmu, su existencia histórica es incierta, pero los libros anteriormente citados fechan su vida alrededor del siglo cuarto antes de Cristo. Existen diferentes detalles entre los dos libros, pero se asume que la versión del Kojiki es la más fiel de la leyenda.

El príncipe Ōusu mató a su hermano mayor y su padre, el emperador Keikō, tuvo miedo de su brutal temperamento, por lo que trazó un plan para que muriera en batalla y lo envió a la provincia de Izumo. Sin embargo, el príncipe logró derrotar a sus enemigos, siendo una anécdota notable el hecho de que se disfrazara como sirvienta en una fiesta para infiltrarse y acabar con varios de ellos. Uno de los enemigos derrotados lo elogió y le dio el título de Yamato Takeru, que significa “el valiente de Yamato”, pero la decisión del emperador Keikō no cambió. Keikō envió a Yamato Takeru a las tierras de zona oriental, cuyo pueblo había desobedecido a la corte imperial. Allí el joven conoció a su tía, la princesa Yamato, que era la más alta sacerdotisa de Amaterasu en la provincia de Ise.

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Debido a su continuo mal comportamiento, el dios Izanagi exilió del cielo a su hijo Susanoo. Éste viajó hasta la provincia de Izuma, que actualmente forma parte de la prefectura de Shimane. No pasó mucho tiempo hasta que se encontró a un hombre de avanzada edad y a su mujer, llorando al lado de su hija. La pareja le explicó que en realidad tenían ocho hijas, pero fueron devoradas una cada año por un malvado dragón llamado Yamata-no-Orochi. El terrible monstruo poseía ocho cabezas y ocho colas, su cuerpo se extendía a lo largo de ocho colinas y se contaba que tenía ojos tan rojos como el vino. Kushinada, la joven junto a la que lloraban los ancianos, era la última de sus ocho hijas.

El dios les ofreció su ayuda a cambio de la mano de la chica. Los padres aceptaron y Susanoo transformó a Kushinada en una peineta, que escondió a salvo entre su pelo. Ordenó que construyeran una gran barrera alrededor de la casa, con ocho puertas en ella, ocho mesas en cada puerta, ocho cuencos en cada mesa, y cada cuenco lleno con ocho chorros de sake. Orochi llegó y se encontró el camino bloqueado, no consiguió atravesar la barrera a pesar de su altura. Su fino sentido del olfato notó la presencia del sake, la bebida que tanto le gustaba, y las ocho cabezas se hallaron en un dilema: querían beber el delicioso sake que les estaba llamando, pero la barrera se interponía en su camino, bloqueando cualquier forma de llegar hasta él. Una de las cabezas sugirió que echaran la zanja abajo, pero eso podría derramar la bebida y el esfuerzo sería en vano. Otra propuso que exhalaran su flamígero aliento y quemaran la barrera, pero entonces el sake se evaporaría…

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