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Posts Tagged ‘Suseri’

El príncipe Ōkuninushi era uno de los hijos de Susanoo, y está considerado como el dios de la agricultura, los negocios y la medicina. Tanto él como sus otros ochenta hermanos deseaban la mano de la princesa Yakami de Inaba. Mientras viajaban desde Izumo a Inaba para cortejarla, los hermanos se encontraron a una liebre despellejada tirada en la playa. Viendo al pobre animal, le dijeron que se bañara en el agua del mar y que se secara al viento de una montaña bien alta. La liebre creyó sus palabras y sufrió una terrible agonía. Ōkuninushi, que iba un poco más atrasado, la vio retorciéndose y le aconsejó que se diera un baño en agua fresca y se secara con polvo de enea, lo cual lo curó de inmediato. Sanado su cuerpo, la liebre reveló que era un dios y como muestra de gratitud le informó de que sería él quien prevalecería sobre sus rivales.

Las pruebas que pasó Ōkuninushi fueron muchas y estuvo a punto de morir dos veces a manos de sus celosos hermanos, pero en ambas ocasiones fue salvado por su madre, Kushinada. Perseguido por sus enemigos, se aventuró hasta el inframundo en donde se encontró con Susanoo y su hija, la princesa Suseri. Ante la aparición de éste, el dios decidió imponerle varias pruebas para comprobar su valía, como hacerle dormir en una habitación llena de serpientes o en otra llena de ciempiés y avispas. En otra ocasión, Susanoo disparó una flecha en un enorme prado y le ordenó que la buscara. Ōkuninushi consiguió encontrarla después de mucho buscar, pero en ese momento su padre prendió fuego al campo. Un ratón le enseñó un agujero donde esconderse, y así logró superar también esta prueba. Viendo que podía con todos sus retos, el astuto Susanoo aprobó su destreza y lo declaró vencedor sobre sus hermanos.

Sin embargo, Ōkuninushi se había enamorado de Suseri, quien le había ayudado a sobrevivir algunas veces, y ambos decidieron huir en secreto por la noche. Después de atar los cabellos de Susanoo a las vigas del palacio, cogió su arco y su koto y se marchó con su amada. Tan mala suerte tuvo que el instrumento rozó un árbol y lo hizo sonar, despertando al dios. Pese a todo, éste no se enfadó, sino que le ofreció sus armas para luchar contra sus hermanos. Ōkuninushi le pidió la mano de su hija y también que construyera un palacio al pie del Monte Uka, a lo que el padre aceptó. Así pues, Ōkuninushi se convirtió en el gobernante de la provincia de Izumo, que seguiría dirigiendo hasta la llegada de su sobrino Ninigi.

Aunque la tradición de Yamato atribuye la creación de las islas japonesas a Izanagi e Izanami, la historia de Izumo explica que fue Ōkuninushi, junto con un dios enano llamado Sukuna-hikona, quien terminaría la formación del archipiélago.

Estatua de Ōkuninushi en el templo de Izumo.

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