Sí, llamadnos pesados, pero después del fantástico concierto que resultó ser el Symphonic Odysseys, nuestra entrada musical de esta semana debe ir dedicada a nuestro amigo bigotudo, el compositor Nobuo Uematsu. Nacido en 1959 en la ciudad de Kochi, Uematsu empezó a tocar el piano a los doce años y aprendió por su cuenta. Su hermana mayor, que también tocaba el piano, le ayudaba y le corregía durante su aprendizaje. Después de graduarse en la Universidad de Kanagawa, actuó como pianista para varias bandas de aficionados y compuso algunas melodías para anuncios de la tele. Mientras trabajaba en una tienda de alquiler de discos, un empleado de Square le propuso componer para algunos juegos que tenían en preparación. Uematsu aceptó, aunque lo veía más como un trabajo complementario, jamás hubiera pensado que se iba a convertir en uno de los trabajadores más importantes de la compañía.
El primer juego para el que compuso fue Genesis, en 1985. Poco después, un tal Hironobu Sakaguchi le pidió ayuda con la música de los juegos que creaba su departamento, a lo que el compositor accedió sin pensar. Durante los siguientes dos años, resultó que ninguno de los juegos de Sakaguchi tuvieron el éxito deseado, lo que terminó en la decisión de realizar un último videojuego, al que llamarían Final Fantasy. Cuenta la leyenda que casi al final del proceso de programación, el director descubrió que aún no tenían una melodía para la intro, pero Uematsu logró proporcionarle una sólo diez minutos más tarde. Se trataba del mítico Prelude que suena al principio de casi todos los juegos de la serie.
La popularidad de Final Fantasy disparó la carrera musical del compositor, que terminaría trabajando en más de treinta títulos durante el tiempo que trabajó para Square. Entre los más importantes destacan la serie Final Fantasy, las dos primeras entregas de SaGa (Final Fantasy Legend), Romancing SaGa 2, Chrono Trigger y Front Mission: Gun Hazard. Sin embargo, los videojuegos no son el único campo en el que ha participado. Uematsu también es una figura importante dentro del anime, y así lo demuestran las bandas sonoras de Ah! My Goddess: The Movie, Final Fantasy: Unlimited o Guin Saga. En 2002, sus compañeros Kenichiro Fukui y Tsuyoshi Sekito le propusieron formar una banda que se centrara en la reinterpretación de sus temas para Final Fantasy, un proyecto que rechazó al principio pero al que luego se terminó uniendo, formando así el grupo The Black Mages.
Con la partida de Sakaguchi, Uematsu decidió abandonar también Square-Enix en 2004 y formó su propia compañía, llamada Smile Please. Así mismo, creó la productora musical Dog Ear Records, con la que ha lanzado la mayoría de sus discos modernos. Aun así, ha seguido colaborando estrechamente con la gente de SQ, en especial para proyectos relacionados con su franquicia fetiche. Sin embargo, actualmente trabaja más con el estudio Mistwalker, para el que ha aportado la banda sonora de cuatro de sus juegos: Blue Dragon, Lost Odyssey, Away Shuffle Dungeon y The Last Story. Ahora mismo se encuentra colaborando con Level 5 en la composición de las melodías del juego Fantasy Life.
El estilo musical de Uematsu es muy variable: tan pronto compone piezas clásicas como sorprende con melodías de heavy metal. Entre sus influencias clásicas destaca especialmente la música de Tchaikovsky, pero según explica él mismo, la inspiración le viene de grupos como Los Beatles, Pink Floyd o King Crimson. Últimamente le dedica bastante tiempo a proyectos propios. Ejemplo de ello son sus recientes discos 10 Short Stories, Octave Theory o el compendio Pia-COM, con temas de NES versionadas en piano. Sus temas de Final Fantasy han recibido miles de adaptaciones en conciertos, siendo los más recientes los de la serie Distant Worlds que está dando la vuelta por todo el mundo.
Main Theme de Final Fantasy, en el Tour de Japon de 2004
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