Ayer surgió una noticia triste pero inevitable: Hiroshi Yamauchi, ex presidente de Nintendo y predecesor de Satoru Iwata, fallecía a los 85 años de edad a causa de complicaciones en una neumonía. Carismático y respetado dentro de la industria, era conocido por llevar la compañía japonesa con mano de hierro, un comportamiento que sus empleados permitían por las buenas decisiones que siempre tomaba. Durante los casi 50 años que dedicó a la empresa, Yamauchi hizo que pasara de un simple negocio familiar a un titán multimillonario del ocio electrónico.
Nacido en Kioto en 1927, Yamauchi se crió con sus abuelos después de que su padre los abandonara a él y a su madre en 1933. Tras el retiro de su abuelo, Sekiryo Kaneda, tomó el mando de Nintendo y dirigió el negocio de manera firme, convencido de su buen ojo para ver el potencial de los productos. En 1956, viajó a Estados Unidos para visitar la mayor compañía de naipes del país, y allí se dio cuenta de las limitaciones de su negocio. Después de conseguir los derechos de explotación de los personajes de Disney, la empresa empezó a fabricar barajas con sus imágenes para impulsar las ventas, abriendo un nuevo mercado centrado en la venta de barajas infantiles, una maniobra que sin duda logró el éxito que cabría esperar.