Seguro que la reciente noticia sobre la compra de la franquicia Star Wars por parte de Disney ha pillado por sorpresa a más de uno, pero en realidad no es algo que deba asombrar en demasía. En realidad, la empresa de Mickey lleva años afianzando su posición en el mercado a través de compras así, algunas de ellas tan curiosas como la que ha surgido hace poco. Así pues, hoy vamos a tocar un capítulo oscuro en la historia de Studio Ghibli y del anime en general, ni más ni menos que el acuerdo que mantuvieron éste y Disney por los derechos de distribución de sus películas. Advertimos de que hay cierto misterio en cuanto a algunas de las partes de la historia, así que quizás alguno de los puntos que comentemos no sea todo lo preciso que nos gustaría, pero en general, la situación global fue la siguiente.
Desde su misma concepción, Studio Ghibli estuvo ligada a la compañía Tokuma Shoten, que les ofreció un gran apoyo financiero durante los primeros años en que empezaban a funcionar. Así pues, parte de los derechos de las películas eran propiedad de la Tokuma, siendo que Ghibli existía como subsidiaria de ésta en el campo del entretenimiento audiovisual. Sin embargo, a mediados de los noventa la compañía se vio aquejada por una complicada crisis que les dejó con un peligroso problema de capital. Por otro lado, Disney tenía planes de darse a conocer entre el público asiático, un mercado en el que hasta el momento no tenía mucha presencia. Ghibli se estaba haciendo cada vez más famosa fuera de su país, en especial a través de prestigiosos festivales de cine que empezaban a descubrir sus obras, así que los americanos vieron en ella una buena forma de introducirse en territorio japonés y empezaron a mover los hilos para hacerse con los derechos de distribución de sus producciones.
Disney se enteró entonces de los problemas financieros que tenía Tokuma Shoten, y vio la oportunidad perfecta para cumplir sus planes y empezar a arraigar sus raíces en lugares como China, donde no eran muy bien recibidos. El acuerdo se llevó a cabo y la yanqui compró Tokuma Shoten para agenciarse de los derechos de sus productos. Ghibli no estuvo muy conforme con ello: conocía la mala fama de Disney como distribuidora, sobre todo por los diversos casos de censura que le precedían, y el reciente plagio de El rey león («inspirado» en la obra de Tezuka) no ayudó a mejorar esta impresión. Sin embargo, a pesar de tener tras ellos a otras empresas como Paramount o Universal, se vieron obligados a aceptar el acuerdo por la dependencia que los unía a la Tokuma.
Grosso modo, la cosa fue que Disney se hacía con la propiedad de los derechos de distribución internacionales de ocho películas de Ghibli (alguna como La tumba de las luciérnagas compartía propiedad intelectual con otras compañías y no pudieron hacerse con ellas) pero con las siguientes condiciones:
- Se emplearía siempre la música original de los filmes
- Disney tendría prohibido cortar ni modificar el metraje de las películas, total o parcialmente
- Podrían decidir qué producciones llevar a los cines
- Se apropiarían de forma exclusiva de los derechos internacionales de estas obras
- Ghibli mantendría los derechos sobre el merchandising
- Disney sería la responsable de los doblajes para cada país
Pese a las precauciones de Ghibli, Disney pecó de prepotente y pensó que podrían cambiar lo que quisieran si jugaban bien sus cartas, pero no fue así en absoluto. El primer chasco se lo llevaron con la llegada de la Princesa Mononoke. El acuerdo, firmado en 1996, se llevó a cabo con gran interés sabiendo que pronto estaría lista esta película, pero lo que Disney no sabía era que nada tenía que ver con estilo infantil a lo Mi vecino Totoro con el que identificaban al estudio japonés. Al descubrir la temática y las numerosas escenas violentas que contenía, pusieron el grito en el cielo y no tardaron en pedir permiso para autorizar cambios radicales en el metraje, pero todo lo que se encontraron fue la férrea negativa de Miyazaki.
Algunos rumores aseguran que el paso siguiente fue despedir al lunático que había propuesto el contrato con ellos, pero lo que sabemos con certeza es que intentaron esquivar el golpe como fuera y al final terminaron reconduciendo todo el asunto a través de Miramax. Tras la tensión del incidente, la cosa empieza a calmarse un poco, pero Disney no cesa en su intento por cambiar ciertos elementos de sus películas. A Ghibli se le empiezan a hinchar ya las narices, hasta que finalmente se producen dos hechos decisivos que les inclinan a abandonarles en cuanto expire el contrato. El primero de ellos es la aparición de la película Atlantis, que resulta ser un calco descarado de ideas procedentes de El castillo en el cielo y Nadia: El secreto de la piedra azul. El segundo es la negativa de los americanos por licenciar Mis vecinos los Yamada fuera de Japón, justo en un momento en que Ghibli necesitaba mucho dinero para recuperarse de la inversión de Mononoke y poder producir El viaje de Chihiro.
Así pues, el estudio de Miyazaki empieza a buscar alternativas para ir adelantando y espera a que el acuerdo expire de forma natural. A Disney esto no le hace ninguna gracia, pues además de perder a un importante aliado en el mercado asiático, tampoco quiere que el esfuerzo que ha hecho promocionando a Ghibli en el extranjero termine en beneficio de un tercero. Pero atada de pies y manos, lo único que puede hacer es paralizar la distribución de las películas, y es justo lo que hace. Durante este breve periodo se dedica a boicotear a la animadora deteniendo la venta de las películas y obstaculizando el proceso de emancipación como buenamente puede. En realidad es algo que ya venía haciendo en secreto desde hacía tiempo, por miedo a que estos filmes les hicieran sombra a sus producciones en ciertos países.
Finalmente, el contrato llegó a su fin y con él las desavenencias entre ambas empresas. Disney consiguió su objetivo de asentarse en el mercado asiático y ahora goza de una gran presencia en Japón, aunque China y otros países del este siguen resistiéndose a la “invasión” de la productora americana. Por otra parte, Ghibli firmó nuevos acuerdos con distintas productoras y ahora es más conocida que nunca en el mundo entero. Como sabréis, en España sus licencias están controladas por Aurum, con la que mantiene una buena relación que esperemos dure muchos años. Sólo cabe rezar para que las ediciones occidentales cumplan con los estándares de Miyazaki y el resto del equipo directivo, y que no volvamos a quedarnos nunca más sin las obras maestras de este grandísimo estudio de animación.
Excelente artículo. Conocía algunas cosas pero no imaginaba que Disney estuviera tan metida en Ghibli… Con razón copiaban lo que les daba la gana. Se pensaban que las películas eran suyas!
Muy buen artículo, pero agradecería la inserción de fechas para saber cuando ocurrió cada evento.
Es complicado precisar cuándo ocurrió exactamente cada cosa, pero te puedes guiar más o menos por las fechas de las películas. Teniendo en cuenta que el acuerdo tuvo lugar entre 1996 y 2002, y que los lanzamientos fueron en 1997 (Mononoke), 1999 (Yamada) y 2001 (Chihiro), creo que puedes hacerte una idea del desarrollo cronológico de los eventos.
Muy buen informe, yo ya tenia sabida esa relación pero nunca supe más.
Te tengo una pregunta, ¿Disney metió mano en la película «El castillo Ambulante»(el titulo depende según el país)?.
Por que el otro día viéndola vi algo que me desconcertó y creo que alguien metió mano, y no Ghibli ni Miyazaki…
Pues se supone que no, Disney ya había salido de la ecuación para entonces, así que El castillo ambulante no debería sufrir de ningún tipo de cambio ni de censura. ¿Qué es lo que viste?
No metieron mano alguna, pero la distribuidora de la película en Estados Unidos si fue Disney, la versión americana del Castillo Ambulante conocida allí como Howl´s moving Castle fue llevada a cabo por Pixar bajo la dirección de Pete Docter (director de Monstruos S.A o UP) el cual se encargo de supervisar el doblaje de la película y que contó en todo momento con el beneplácito de Miyazaki.
http://www.youtube.com/watch?v=UibodUGoL4M (trailer americano de El castillo ambulante donde se puede leer Walt Disney presenta:….)
Los trabajadores de Pixar y sus grandes nombres Stanton (Wall-e) Docter (Up) o el mismísimo John Lasseter (Toy Story, Bichos) han reconocido su admiración por el estudio japonés y la influencia de este en su obra. Es bastante conocido el vídeo de la visita de Miyazaki a Pixar donde este le regala a Lasseter un gatobus (Mi Vecino Totoro) a tamaño real. Asistiendo ese mismo día a la premier de la versión inglesa de El castillo Ambulante para todos los empleados de Pixar en el auditorio del estudio,
Es decir, desde la compra de Pixar por parte de Disney y el nombramiento de John Lasseter como jefe del departamento de animación (tanto Disney como Pixar) como consecuencia de la compra, se han acercado posiciones entre ambos estudios. Encargándose los americanos de adaptar y distribuir las películas en el mercado norte americano, Ponyo en el Acantilado también fue distribuida por Disney.
Disney haciendo amigos en Japón xDDDDD Esto me recuerda a cuando Nintendo intento hacer la super CD con Sony, que acabaría siendo play 1.
Entonces, ¿Disney no tiene ningún tipo de contrato a día de hoy con Ghibli? Me sorprende entonces el «guiño» a Ghibli en Toy Story 3, donde aparece entre otros juguetes el mismísimo Totoro.
El guiño en cuestión es porque a pesar de haber perdido la relación con Disney, Ghibli mantiene una estrecha amistad con Pixar. John Lasseter, director creativo y uno de los principales miembros del estudio yanqui, es un grandísimo fan de Miyazaki y ambos se han hecho muy amigos a lo largo de los años.
De hecho, como nota curiosa, Ghibli produjo en 2003 un pequeño documental sobre la visita de Hayao Miyazaki y Toshio Suzuki al propio estudio Pixar: se titula «Lasseter-san, arigatou». Si tenéis interés, no es difícil de encontrar por la Red, con subtítulos incluidos. ¡Es muy divertido de ver! XDDD
En el DVD del Castillo Ambulante, al menos en la edición de Aurum, viene precisamente ese documental (o uno similar donde sale John Lasseter).
Pues en su día Kiki’s Delivery Service tuvo un cambio en su contenido: al final de la película el gato protagonista hablaba, y en la versión japonesa eso no sucedía (y hablo de la versión que nos llegó por medio de Buenavista). También se dijo (en revistas como Neko) que en la escena en que Kiki hacía autostop, se cortó el metraje o se modificó el diálogo para que en la versión americana eso no fuese así…
(please excuse my reply in english)
I was personally never really into Disney, although I did like their earlier works (like Snowhite).
Nevertheless, I want to believe that, although Disney has obviously a very different approach in creating animation, there are people inside Disney, like John Lassetter, who apreciate Ghibli’s greatness.
It is very difficult to dub a film, because a bad translation can change the whole meaning and of course a good actor gives more life to the character…
But, «Howl’s Moving Castle», for example, was so beautifully dubbed, they really did great work there…
In my country unfortunately there are no Ghibli films translated or dubbed. I wish I could do something to change that…
Estoy casi seguro que todo esto fue solo una estrategia oriental cómo el arte la guerra en los negocios, expertos en el tema los japoneses, chinos etc
Como siempre estos americanos, tan puritanos para unas cosas y para otras…
Siempre queriendo cortar el bacalao !!
No sabía absolutamente nada de esto… Pero nada y me he quedado un pelín flipada.
Excelente artículo y gracias por el aviso de que algunas cosas son rumores y no se saben seguro, creo que pocas personas tienen eso en cuentan y dicen que eso es así y punto.
Sinceramente, sigo rumiando lo de «Atlantis» con «El Castillo en el cielo y Nadie». O.O
¡Un abrazo! ^^
Gracias por un artículo con tanta y sabrosa información.
Me queda una duda : yo tenía entendido que Disney SI pagó por los derechos de «El Rey León». Si no es así, Tezuka Sensei o sus herederos habrian cocido a demandas a Disney porque es un plagio total.
Tengo a mi sobrina a la espera de tu respuesta, como fan de Tezuka y por haber dormido toda su niñez con el peluche de Simba.
¿Pagó o no pagó Disney por derechos de autor?
Hola Paqui, perdona que haya tardado en responder. 😦
Parece ser que no, que a pesar de la cordial relación que mantenían Walt Disney y Tezuka (una muestra es que el maestro japonés recibió permiso para realizar una adaptación en manga de Bambi), tras la muerte de ambos Disney no pagó ni un duro por el concepto de El rey león: según ellos, la razón de que el film comparta muchos elementos con Kimba, el leon blanco es «una mera coincidencia». Me temo que tu sobrina se llevará un chasco, pero una vez más queda patente que la empresa yanqui tiene más cara que espalda…
esta es una de las razones por la que odio a disney donde ve competencia la monopoliza, igual es google que compro youtube y también amotorolla
Creo que el artículo falla en algunos aspectos. Disney sigue teniendo una estrecha relación con Ghibli y uno más de sus socios. De hecho, sigue siendo su distribuidor en Japón, Hong-Kong, Francia, EE.UU. y Canadá. Las relaciones se enfriaron el año pasado con el estreno de «La colina de las amapolas» pero se han retomado este año con «The Wind Rises» que será distribuida por Disney en Norte América y también la llevará a los Premios Oscar. No sé si continuaran con la relación después en EE.UU.
Por supuesto, Disney sigue teniendo cierto poder sobre la distribución internacional de las obras de Ghibli en algunos países, pero ya no tiene ese monopolio de antaño, que era lo que hacía daño al estudio.
Lo que vengo a contar con el artículo es ese periodo de «crisis» que hubo entre ambas compañías a mediados de los noventa y cómo repercutió esto en ambas. La cuestión es que ahora mantienen una relación bastante más calmada (gracias en especial a la intervención de Pixar y porque ya no está la misma gente, lógicamente) y por eso sigue distribuyendo en algunos países en concreto, no he querido decir en ningún momento que cortaran lazos de forma definitiva, lo siento si se ha podido interpretar así.
En cualquier caso, gracias por el apunte. ¡Y por pasarte por el blog, claro! 😀